martes, 22 de septiembre de 2009

Los 'sacrificios' de la crisis

El día de ayer, en el marco del IV Encuentro Internacional de Empresas Sociales Conae 2009, el presidente Felipe Calderón convocó a la cooperación de todos los mexicanos para superar la pobreza en México. Entre otras cosas dijo que "vale la pena que todos hagamos ese esfuerzo para apoyar a millones y millones de mexicanos que aún siguen viviendo en la pobreza extrema, y eso ya no puede ser una realidad que estemos dispuestos a tolerar los mexicanos del siglo XXI. El tiempo se agota. No nos vamos a permitir condenar a una generación de mexicanos al hambre, a la desnutrición o al abandono".

En promoción de su paquete económico para el año 2010, que ha sido desfavorablemente recibido por muy distintos sectores de la sociedad, indicó que su propuesta prevé hacer "un esfuerzo serio" en su gobierno y congelar, por cuarto año consecutivo, los salarios de los funcionarios, así como sostener la reducción que hizo al principio de gobierno. Se refirió al Programa Oportunidades, como el más importante y eficaz para combatir la pobreza "no sólo en México, sino en muchos países que se han analizado".

Sobre el particular resulta interesante que hace poco menos de tres años, cuando el sexenio de Calderón iniciaba, en febrero del 2007 el director de Desarrollo Social de la Cepal, Andras Uthoff, había ya cuestionado la política asistencial de la administración, al considerar "ínfimos" los recursos que se estaban destinando para los 5 millones de familias más pobres. "Es como ponerle un parche al cáncer", expresó. Aseguró que sería complicado reducir la pobreza si la base era exclusivamente el programa Oportunidades. Desde su perspectiva, el panorama de México sería difícil porque su crecimiento no había sido lo suficientemente alto para generar fuentes de trabajo.

En realidad nadie duda de que sea necesario hacer sacrificios en pro de los intereses comunes y en beneficio de quienes más lo necesitan (aunque suene a retórica), sin embargo cabe preguntarse si los ‘sacrificios’ que el gobierno pretende aplicarnos a los mexicanos valdrán la pena. Si a ojos vistos los programas asistenciales de la actual administración están logrando tan poco en lo que a combatir la pobreza y el rezago se refiere, ¿será lo más sensato invertir los recursos extraídos del sacrificio de todos, en dichos programas que resultan ser ‘un parche al cáncer’? Quizá sería más oportuno revisar la agenda de cambios estructurales e incluso contemplar la posibilidad de un cambio de rumbo en las políticas económicas y sociales del gobierno, a fin de que los sacrificios no resulten estériles.

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