miércoles, 5 de agosto de 2009
Después de la tempestad…viene la calma?
Han pasado ya varias semanas de la elección y tal parece que después de esa saturación de los millones de candidatos, podemos salir a la calle sin ver esa grotesca cantidad de caras vacías; o el simple hecho de prender nuestra tv y no ver diez minutos continuos de comerciales de los partidos o incluso del mismo IFE quién llego a acosarnos a todos en búsqueda de nuestro voto. No sé cual sea su situación, pero por donde yo habito hay todavía un millar de esas caras vacías que persiguen nuestro andar.
Creo yo, que a estar alturas ya debemos de dejar preocuparnos al menos unos instantes de eso para poder cuestionarnos ciertas cosas de valor como podría ser el tratar de conocer más a los políticos que resultaron ganadores; así como a donde irán a caer esos miles de personas que acabarán su mandato y los cuales por pertenecer a un partido político determinado y reciban un favor en algún puesto del gobierno. Lo malo es que ellos pueden llegar a ser la verdadera escoria del país, los cuales puedan llegar a puestos estratégicos y detengan la marcha de varias cosas que todos nosotros creemos urgentes y confiábamos que nuestros recién elegidos lo resolverían con suma urgencia y prioridad. Es mí parecer, que este tipo de cosas son las que provocan que todo el trabajo de todos nosotros los mexicanos en los últimos meses pueda llegar a ser en balde por culpa de algún ex diputado que por temor a no recibir su jugoso salario sea puesto en un puesto del cual no tenga idea ni de donde se apague la luz de la oficina. Yo creo o al menos así lo veo, que hay dos clases o al menos deberían de haber dos clases de políticos en nuestro sistema político. Aquellos elegidos en un puesto de elección popular, y aquellos en un puesto burocrático los cuales solo cumplen su función dentro del organigrama con la supuesta mayor dedicación, honestidad y valentía para así lograr un mayor dinamismo. Deberíamos de empezar a quitar esas malas costumbres de permitir que se ponga gente en un puesto burocrático como favor, pero con el supuesto charol de hacerlo por emplear a un amigo que recientemente ganaba un jugoso y muy inflado sueldo paso al desempleo. Si ese es el caso, porque no se emplea a alguno de los millones de abogados, economistas, politólogos desempleados del país, los cuales han luchado en verdad toda su vida por darles a sus hijos una mejor vida. Gente preparada hay en todas partes, y no solo reside en un político con un colmillo más grande que el de un lobo gris que solo busca llenar sus cuentas de banco más y más sin llegar realmente a saciarse como cualquier animal llegaría a hacerlo. Ya gano un candidato, y ahora que sigue.
Sea el candidato o no por el que votamos no nos podemos quedar calmados ante situaciones como esta que pueden llegar a detener cualquier buena intención de todos estos políticos recién elegidos en los cuales reside el futuro político del país. Es por eso que reflexiono si en verdad ya viene la calma, o aún la tormenta continúa.
Creo yo, que a estar alturas ya debemos de dejar preocuparnos al menos unos instantes de eso para poder cuestionarnos ciertas cosas de valor como podría ser el tratar de conocer más a los políticos que resultaron ganadores; así como a donde irán a caer esos miles de personas que acabarán su mandato y los cuales por pertenecer a un partido político determinado y reciban un favor en algún puesto del gobierno. Lo malo es que ellos pueden llegar a ser la verdadera escoria del país, los cuales puedan llegar a puestos estratégicos y detengan la marcha de varias cosas que todos nosotros creemos urgentes y confiábamos que nuestros recién elegidos lo resolverían con suma urgencia y prioridad. Es mí parecer, que este tipo de cosas son las que provocan que todo el trabajo de todos nosotros los mexicanos en los últimos meses pueda llegar a ser en balde por culpa de algún ex diputado que por temor a no recibir su jugoso salario sea puesto en un puesto del cual no tenga idea ni de donde se apague la luz de la oficina. Yo creo o al menos así lo veo, que hay dos clases o al menos deberían de haber dos clases de políticos en nuestro sistema político. Aquellos elegidos en un puesto de elección popular, y aquellos en un puesto burocrático los cuales solo cumplen su función dentro del organigrama con la supuesta mayor dedicación, honestidad y valentía para así lograr un mayor dinamismo. Deberíamos de empezar a quitar esas malas costumbres de permitir que se ponga gente en un puesto burocrático como favor, pero con el supuesto charol de hacerlo por emplear a un amigo que recientemente ganaba un jugoso y muy inflado sueldo paso al desempleo. Si ese es el caso, porque no se emplea a alguno de los millones de abogados, economistas, politólogos desempleados del país, los cuales han luchado en verdad toda su vida por darles a sus hijos una mejor vida. Gente preparada hay en todas partes, y no solo reside en un político con un colmillo más grande que el de un lobo gris que solo busca llenar sus cuentas de banco más y más sin llegar realmente a saciarse como cualquier animal llegaría a hacerlo. Ya gano un candidato, y ahora que sigue.
Sea el candidato o no por el que votamos no nos podemos quedar calmados ante situaciones como esta que pueden llegar a detener cualquier buena intención de todos estos políticos recién elegidos en los cuales reside el futuro político del país. Es por eso que reflexiono si en verdad ya viene la calma, o aún la tormenta continúa.
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